En tiempos de crisis el ser humano saca lo mejor y lo peor de si mismo. Así lo atestiguan centeneras de testimonios e historias en los municipios afectados por la riada del pasado 29 de octubre. Buena cuenta de ello dan varios casos de familias de Massanassa que han decidido devolver al Ayuntamiento la ayuda de 2700 euros que se les ingresó gracias a la donación de la Fundación Amancio Ortega.

«Nos la han ingresado sin nosotros pedirla y en realidad no nos hace falta», escribe una familia a Gent de Massanassa. Del mismo modo, serían al menos 3 los casos de personas que han recibido esta ayuda y en sus casas, o bien no ha entrado agua ni lodo, o los daños son muy pequeños.

El gesto de estas personas se enmarca dentro de la polémica que el reparto de estas ayudas ha generado en Massanassa y en otros pueblos afectados. La decisión del equipo de gobierno municipal fue la de ingresar, sin distinción de los daños sufridos, 2700 a cada vivienda habitada ubicada en planta baja. Este hecho ha provocado el enfado de muchos vecinos que no entienden como una vivienda que tiene pocos centímetros de agua percibe la misma cantidad que otra donde se sobrepasan los dos metros de inundación.

«Pienso que todos tienen derecho a ser ayudados, pero no todos necesitan la misma ayuda. No es lo mismo tener que cambiar algunos muebles que tener que rehacer la casa entera», escribe a este medio un vecino de la Calle Joanot Martorell, una de las más afectadas.

Diferentes criterios

La diferencia de criterios a la hora de repartir la ayuda de la Fundación Amancio Ortega ha contrapuesto, en este asunto, a unos partidos frente a otros. Así, mientras el equipo de gobierno local (PP) defiende la decisión como correcta, los partidos de la oposición (PSOE y Acord Per Guanyar) criticaron en el pasado Pleno la manera de repartir las ayudas y que no se haya contado con su opinión en el momento de redactar las bases que debían regir cómo se distribuían estas cantidades económicas.